«Mi Salud Mental Mis Derechos»

Resultados de la Actividad del Comité Pro Salud Mental en Primera Persona "Ceuta Ciudad Sin Estigmas"

 
El Comité Pro Salud Mental en Primera Persona es un un grupo autogestionado de personas usuarias de ACEFEP para fomentar el empoderamiento a través de la participación.
Ya se sabe que solo participando uno se conoce a sí mismo, conoce el medio en el que se desenvuelve, y descubre su potencial.
Con esta idea el Comité desarrolla la actividad «Ceuta, Ciudad sin Estigma», cuyo objetivo no es otro que sensibilizar a la sociedad ceutí acerca de l arealidad que vivien las personas con problemas de salud mental.
El fundamento que nos mueve es el trato directo con la sociedad, el intercambio de información con la ciudadanía, ya que es el camino más corto para lograr una conciencia colectiva sobre salud mental.
Y este es el primer paso para propiciar una transformación social que redunde o nos lleve a un escenario de igualdad de oportunidades, y más allá a la normalización de los procesos que rodean a la salud mental.
Cuando una actitud de lucha o superación del individuo no se corresponde con una actitud colectiva de inclusión y aceptación, se levantará una barrera invisible, que, en el ámbito de la salud mental, llamamos «estigma».
Para desactivar este rechazo a priori, en el Comité proponemos un lenguaje que sirva como vehículo del entendimiento y vínculo entre las personas, razón última o efecto que buscamos.
El lenguaje o intercambio de experiencias es, por tanto, el hilo conductor de esta actividad. La experiencia personal es fuente de conocimiento, y con la excusa de la conversación se iluminan muchas zonas de la conciencia, las cuales permanecían vacías. Todo para vencer los prejuicios, superar los estereotipos, y enriquecer la imagen social de nuestro colectivo.
La mejora de nuestra imagen nos proyectará a una realidad distinta, donde las personas con problemas de salud mental son protagonistas de un proyecto vital, en armonía con el entorno.
Ya solo quedaba afinar con la temática, que en esta edición de «Ceuta, Ciudad sin Estigma», versa sobre la naturaleza de nuestros derechos.
Una vez fijado el tema de discusión, y antes de salir a la calle, el Comité elaboramos un decálogo de derechos, que sirvió para moldear nuestro lenguaje. Un buen lenguaje sirve para que la comunicación esa más efectiva.
 
A continuación, vamos a valorar los resultados e identificar aquellas ideas que deben ser mejoradas. Muchas veces somos víctimas de la desinformación, y desatendemos algunas ideas clave. La amenaza de la incomprensión y la exclusión puede abocarnos a un aislamiento indeseado.
Cabe decir que el total de personas interragadas fue de 102, hay qye destacar que, en algunos casos, se formaron grupos de debate, al acudir alumnado de distintos de grados de formación profesional, relacionados en cierta manera con la salud mental. Por ejemplo, estudiantes de Cuidados Auxiliares de Enfermería y Técnico en Integración Social.
La primera pregunta versaba sobre la consideración de si las personas con problemas de salud mental gozan de los mismos derechos que los demás. Opinan que hay igualdad de derechos, sin matices, 20 personas de la interpeladas. Se da la observación en 5 casos que aún debería de gozar de más derechos: es lo que conocemos como formulación positiva de derechos.
En 19 ocasiones se aconseja velar por el cumplimiento de derechos, ya que acechan peligros como la discriminación, los prejuicios, barreras en el acceso al empleo, apoyos, y otros recursos socio sanitarios.
El resto de opiniones es variado.
Hay cierta percepción de que el disfrute de derechos permanece en el olvido, y que la precariedad golpea la posibilidad de desarrollar un proyecto de vida independiente.
Falta conciencia en la ciudadanía, quizá por ausencia de formación en slaud mental en los itinerarios educativos. No hay justicia ocupacional, y falta sensibilizar al tejido empresarial.
Hay que fomentar la empatía hacia la realidad que viven las personas con problemas de salud mental. Y, sobre todo, y más importante: se carece de una atenciónsanitaria de calidad; vulneración de uno de los principales derechos.
Otra idea a destacar, y que nos pone sobre la pista de una visión positiva, es que las personas afectadas pueden llevar una vida normalizada con el soporte de medicacmentos, y con apoyos adecuados. 
Todas estas acepciones, con la predisposición a hablar de salud mental, nos indican que esta empieza a ser percibida por el conjunto de la sociedad. El primer paso es romper el silencio.
Para reforzar las opiniones vertidas, los miembros del Comité compartimos que los derechos de nuestro colectivo están reconocidos en el texto de la Convención de la ONU sobre los derechos de las personas con discapacidad. La debilidad en su cumplimiento lleva asociada la existencia de ese rechazo instintivo, o barrera, que llamamos «estigma».
Con la formulación de la segunda pregunta: «¿Tienen las personas con problemas de salud mental derecho a formar una familia?», queremos averiguar lo profundo de esa brecha que es el rechazo, o desinformación respecto a nuestro colectivo. 22 personas consideran que, en todo momento, las personas afectadas tenemos ese derecho, y si bien hay alguna voz en desacuerdo, la mayoría de las personas viandantes asocian ese derecho a la existencia de apoyos y circunstancias previas.
Destacan estos condicionantes: apoyo familiar, apoyo de los profesionales de la salud mental, soporte farmacológico, alto grado de autoconocimiento, capacidad socioeconómica.
Otras ideas coinciden en que, no solo las peronas con problemas de salud mental tiene que desmostrar su responsabilidad, y que todo dependerá de la intensidad de la afectación. La salud mental está sujeta a una escala de gravedad, que origina realidades distintas.
En este punto, la visión que queríamos transmitir desde el Comité es que las personas tenemos muchas facetas, y no solo el hecho de ser paciente psiquiátrico. Este sello nos condiciona en demasía, y nos impide una correcta progresión social.
Llegamos a la tercera pregunta: «¿Deben los poderes públicos legislar para que las personas con problemas de salud mental sean ciudadanos de pleno derecho?».
La respuesta más frecuente (34) es positiva sin más. En el resto de casos se introducen ideas que consideramos interesantes: para que haya igualdad debre registrarse en una norma; la inclusión debe ser un pilar fundamental de la acción política; hay que establecer cupos en las convocatorias de empleo; deben implementarse politicas específicas para la integración social; hay que favorecer el acceso a la justicia; hay que fomentar la investigación y la innovación, tanto a nivel médico como social; hay que atender el ámbito educativo. en general, hay que generar espacios de participación. 
Para todo ello, los gobernates deben actuar con urgencia y priorizar las políticas de normalización de los problemas de salud mental, como el fenómeno natural que son.
Para terminar, el Comité da a conocer que en la Convención de la ONU citada se insta a los poderes a que hagan cuantos ajustes razonables sean necesarios en los respectivos ordenamientos jurídicos, para que concurra una verdadera justicia o igualdad de oportunidades.
El clima de oportunidades es la pieza que forma al conjunto, ya que significa el disfrute de un proyecto de vida independiente, condición indispensable para que podamos gozar del bienestar que nos reconcilie con la condición humana.
Es posible que nuestras preguntas tengan una razón evidente a los ojos de la justicia, pero creemos que un refuerzo de la visión positiva de la salud mental es necesario para despertar conciencias.
Las personas miembro del Comité prestamos nuestra imagen y nuestro testimonio vital, en aras de mejorar el entendimiento que la sociedad tiene de la salud mental.
Comité Pro Salud Mental en Primera Persona de Ceuta